Hábitos alimentarios alterados – Angustia Crónica
El estrés comúnmente causa un cambio en el apetito. Algunas personas con ansiedad tienden a comer en exceso o consumir muchos alimentos poco saludables según psiquiatra en Asunción. Otros, sin embargo, pierden su deseo de comer cuando se sienten estresados y ansiosos.
Los cambios en el apetito son uno de los muchos síntomas posibles.
Angustia y pérdida de apetito
Cuando alguien comienza a sentirse estresado o ansioso, su cuerpo comienza a liberar hormonas del estrés. Psiquiatras en Asunción expresan que estas hormonas activan el sistema nervioso simpático y desencadenan la respuesta de lucha o huida del cuerpo.
La respuesta de lucha o huida es una reacción instintiva que intenta mantener a las personas a salvo de posibles amenazas. Prepara físicamente al cuerpo para quedarse y luchar contra una amenaza o huir a un lugar seguro.
Este repentino aumento de las hormonas del estrés tiene varios efectos físicos. Por ejemplo, la investigación sugiere que una de las hormonas, el Factor Liberador de Corticotropina (CRF), afecta el sistema digestivo y puede provocar la supresión del apetito.
Otra hormona, el Cortisol, aumenta la secreción de ácido gástrico para acelerar la digestión de los alimentos para que la persona pueda luchar o huir de manera más eficiente.
Otros efectos digestivos de la respuesta de lucha o huida pueden incluir:
- Estreñimiento
- Diarrea
- Indigestión
- Náusea
Esta respuesta puede causar síntomas físicos adicionales, como un aumento en la frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca y presión arterial. También causa tensión muscular, piel pálida o enrojecida y temblores.
Algunos de estos síntomas físicos pueden ser tan incómodos que las personas no desean comer. Sentirse estreñido, por ejemplo, puede hacer que la idea de comer parezca muy poco apetitosa.
Comer en exceso versus pérdida de apetito
Las personas que tienen ansiedad persistente o un trastorno de ansiedad tienen más probabilidades de tener niveles elevados a largo plazo de hormonas CRF en su sistema. Como resultado, estas personas pueden ser más propensas a experimentar una pérdida prolongada de apetito.
Por otro lado, las personas que experimentan ansiedad con menos frecuencia pueden ser más propensas a buscar consuelo en la comida y comer en exceso. Sin embargo, todos reaccionan de manera diferente a la ansiedad y el estrés, ya sea crónico o a corto plazo.
De hecho, la misma persona puede reaccionar de manera diferente a la ansiedad leve y la ansiedad alta. El estrés leve puede, por ejemplo, hacer que una persona coma en exceso. Sin embargo, si esa persona experimenta ansiedad severa, puede perder el apetito. Otra persona puede responder de la manera opuesta.
Dr. OSCAR PAATS
Especialista Psiquiatra en Asunción | Adultos, Adolescentes y Niños
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